Iglesia de San Andrés
Zaragoza. 1992
Se trataba de realizar una pequeña parroquia, de escala menor que el paisaje de bloques de viviendas de viviendas sociales en el que se inserta. El proyecto surge de la concepción del interior, atento a la disposición litúrgica, a su condición de espacio recogido, y a la luz. Así como de la identificación del tipo de edificio, sin renunciar a su simbología, pero evitando una monumentalidad ajena a su escala y contexto. La posición del terreno otorgaba al edificio la posibilidad de ser el fondo visual del espacio urbano por el que se accede, lo que condicionó el proyecto y la organización interna del espacio religioso, disponiendo un itinerario circular de entrada al Templo, con el acceso y la cabecera en la misma orientación Este (orientación canónica de la cabecera). El volumen es una macla geométrica de prismas y lucernarios, dispuestos en progresión para expresar la idea de elevación propia de lo religioso, y presenta las aberturas necesarias para provocar efectos de luz tangentes. La sencilla geometría y los materiales utilizados, ladrillo, celosías de hormigón y bloques de vidrio, empatizan con el entorno, pero el carácter singular del juego de volúmenes aporta las referencias más reconocibles.